Vi Redd es una rara avis. Así lo advirtió Jonio González, quien le dedicó el siguiente texto. Éste se acompaña de un link, que permite oír y ver a la cantante y saxofonista, tocando con la orquesta de Count Basie.
Agradable rareza
Pocas fueron las mujeres que en la vorágine jazzística de los años cincuenta y principios de los sesenta consiguieron destacar como instrumentistas, y mucho menos si su instrumento era el saxo. Si además pretendemos que no sólo tocaran el saxo sino que también cantaran, la lista se reduce prácticamente a dos nombres: Vi Redd y la británica Betty Smith, una poderosa saxofonista que llegó a girar con Louis Armstrong. En ambos casos, y muy especialmente en el de Redd, no debería ser ésta la característica que más llamara nuestra atención, sino sus cualidades estrictamente musicales.
Elvira Vi Redd nació en 1928 en Los Ángeles en el seno de una familia donde la música ocupaba un lugar principal (su padre, Alton Redd, fue batería de Kid Ory) y cuya figura preminente era su tía abuela Alma Hightower, legendaria activista a favor de los derechos civiles y maestra de futuras figuras de la importancia de Charles Mingus, Buddy Collette, Dexter Gordon, Sonny Stitt, Chico Hamilton, Illinois Jacquet o Ernie Watts entre otros. En ese ambiente no debe extrañar que Vi pronto se integrara en la escena musical angelina y llegara a colaborar con Count Basie (Live in Antibes 1968), Earl Hines (con quien en 1964 se presenta en el Birdland de Nueva York), Rashaan Roland Kirk, Max Roach,
Marian McPartland (Now’s the Time, 1977, con la compañía de Mary Osborne en guitarra, Lynn Milano en contrabajo y Dottie Dodgson en batería), Dizzy Gillespie (con el que interviene en el festival de Newport de 1968) o el citado Gordon y Gene Ammons (The Chase, 1970). A ello deben sumarse giras por Europa y Estados Unidos al frente de su propio grupo.
Como suele darse en el jazz, Redd fue de esos artistas fulgurantes (que no estrellas fugaces), los destellos de cuyo arte parecen desaparecer hasta que la casualidad o la curiosidad hacen que, afortunadamente, volvamos la atención hacia ellos.
En el caso de Redd no es tarea fácil, ya que sólo ha grabado dos discos a su nombre, el en su día considerablemente exitoso Lady Soul, registrado en 1963 y en el que la acompañaban Bill Perkins, Barney Kessel, Dave Bailey, Leroy Vinnegar y Paul Griffin, y, antes, el que nos ocupa, Bird Call, producido por Leonard Feather y grabado para United Artists en 1962 con la compañía de un excelente Russ Freeman, Herb Ellis, Carmell Jones (que por razones contractuales aparece como Kansas Lawrence), un primerizo y ya elocuente Roy Ayers en vibráfono, Leroy Vinnegar y Bob Whitlock alternándose en el contrabajo y el esposo de Redd, Richie Goldberg, en batería. Reeditado en 1969 por Solid State y, tras permenecer inconseguible durante años, relanzado en diciembre de 2010 por EMI/Toshiba en exclusiva para los miembros del Blue Note Club, Bird Call constituye una ocasión inmejorable, aunque dificultosa, de acceder a las habilidades tanto vocales como instrumentales de una artista que sigue en activo y ha inspirado a jóvenes mujeres saxofonistas como Sharel Cassity o Tia Fuller.
En él Redd interpreta varios standards, tres temas de Parker (Anthropology, Cool Blues y Now’s the Time), y dos de Feather y toca el saxo alto con un sonido sólido y límpido puramente bop, tributario sin duda de Bird pero muy cercano a Sonny Stitt en sus alusiones al blues e incluso, por momentos, a Sonny Criss en su concepción melódica (óigase la introducción de I’d Rather Have A Memory Than a Dream, por ejemplo). Como cantante, recuerda por su textura a Billie Holiday y a la mejor Dinah Washington en su forma de decir las letras pero aportando una suerte de negligencia muy personal en su ausencia de ironía. En definitiva, un disco agradablemente fresco y espontáneo de una artista que debería haber merecido, como mínimo, la misma suerte de otros no superiores a ella.
Tengo los dos discos de Vi Redd, son muy interesantes. LADY SOUL creo que nunca salió en CD. Una artista que debería haber logrado mayor reconocimiento.
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