martes, 27 de septiembre de 2016

Siguen las visitas: ahora, Richard Galliano

Richard Galliano en el CCK
Domingo 2 de octubre, 19h
·Entrada gratuita·

Notable acordeonista, con una carrera que incursiona en el jazz, el tango y la música clásica, el francés Richard Galliano se presenta este domingo 2 de octubre, a las 19, en la Sala Sinfónica del CCK.  Galliano actuará junto al violinista francés Bertrand Cervera, y músicos argentinos invitados: el baterista Daniel ‘Pipi’ Piazzolla, el pianista Nicolás Guerschberg y el contrabajista Juan Pablo Navarro.


Las entradas gratuitas se entregan en Sarmiento 151 desde el martes 27 de septiembre a las 12h, hasta agotar la capacidad de la sala. También se pueden reservar a través de la web, www.cck.gob.ar

lunes, 26 de septiembre de 2016

Inéditos de Charlie Parker o cómo raspar el fondo de la olla

“El álbum con dos CD, que incluyen 69 pistas con tomas alternativas descartadas y entradas fallidas de Parker, es presentado por el sello Universal como un acontecimiento histórico, y en parte lo es, pero no deja de ser también, como diría Kundera, un testamento traicionado”, dice la bajada de la nota que Diego Fischerman publicó en Página 12, el pasado 25 de septiembre.

Un disco conceptual involuntario


Podría pensarse Unheard Bird como un disco conceptual involuntario. Las obras conceptuales cambian lo que está alrededor de ellas. Funcionan como bisagras. Obligan a pensar y volver a pensar aquello que parecía absolutamente claro antes de su existencia. Nada sería igual en las artes plásticas sin el mingitorio de Duchamp y nada sería igual en la música sin los 4’33” de John Cage, esa pequeña inmersión en el silencio –y en la reformulación del ritual del concierto– que pondría en tela de juicio al sonido mismo.

Sin embargo, ya se sabe, un mingitorio no es exactamente la clase de obra que alguien querría colgar en su casa y nadie –o casi nadie– compraría un disco con una colección de versiones de 4’33” para solazarse con su repetida –y silenciosa– escucha. El rechazo de esas obras por las formas tradicionales de circulación y los esquemas establecidos del gusto es, eventualmente, parte del “concepto” que se ocupan de poner en escena. Son obras geniales. Son imprescindibles. Pero, en general, alcanza con que a uno se las cuenten. Un álbum con dos CD, que incluyen 69 pistas con tomas alternativas descartadas originalmente y entradas fallidas de Charlie Parker, tiene algo de eso. Es importante. Se trata de un documento único. Pero son muy pocos los que podrían encontrar alguna clase de regocijo en su audición.

Concebir esta edición –que el sello Universal presenta como evento histórico– como un concepto, aun impensado. tal vez sea generoso. Quizá se trate solamente de algo tan fallido como el material que lo constituye. De una idea condenada al fracaso desde su propia formulación. De algo pensado por productores discográficos y no por escuchadores de música. Un álbum con grabaciones inéditas de Charlie Parker suena a descubrimiento del arca perdida hasta el momento exacto en que se descubre que de las 69 pistas más de la mitad ronda el minuto de duración o aún menos, como la entrada fallida de la toma 1 del tema bautizado “Z”, de apenas 7 segundos. Y, no obstante, hay algo de atractivo en todo ello. Algo de voyeurismo monstruoso, un poco como en el volumen de infidencias sobre Borges que Bioy escribió en privado y sus editores hicieron público. Escuchar la lenta, trabajosa construcción de la grabación de un tema de Parker, las dificultades de los músicos para entender la construcción, para familiarizarse con los saltos melódicos y las armonías cambiantes –muchas de las tomas incompletas se deben a errores de Gillespie, por ejemplo– tiene algo de impúdica enseñanza.

Para un estudioso del arte, para un alumno de saxo, o de historia del jazz, puede, finalmente, resultar fascinante escuchar todo aquello que los músicos jamás quisieron que escuchara. Testamentos traicionados, diría Milan Kundera. Historia viva, afirmarían otros. De las grabaciones incluidas, abarcando contextos y formaciones instrumentales que van del cuarteto y el quinteto a registros con big bands, con la orquesta “latina” de Machito o con cuerdas, y registradas entre 1949 y 1952, no todo es morralla, a pesar de todo. Algunas de las tomas alternativas –las dos de “Okie Dokie”, las de “Night and Day” y “What is This Thing Called Love”, por ejemplo– son magistrales. Pero resultan poco a la hora de justificar la edición completa. Un solo disco con una selección de las tomas descartadas e inéditas podría haber resultado atractivo. El criterio de agrupar todas las tomas de un tema, incluyendo al final el master que se publicó en su momento, en cambio, puede funcionar si el objetivo es el estudio y el análisis pero en los hechos, y si de placer se trata, convierte los dos discos en algo inescuchable.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Brad Mehldau por dos, por Diego Fischerman

Diego Fischerman escribe en Página 12 de hoy sobre los dos últimos discos de Brad Mehldau. En la bajada que precede a la nota se lee: “Con su notable trío, y en dúo con el saxofonista Joshua Redman, respectivamente, el gran pianista lleva el arte de la canción a un punto de belleza y virtuosismo extremos.”

Esa vieja savia creativa

Alguien que llamó a sus primeros discos “El arte de la canción” algo quería decir al respecto. El jazz se basa, en gran medida, en canciones. Y, también, en subvertirlas. Y sus grandes músicos siempre tuvieron claro que una parte del juego implicaba necesariamente a la otra. Si hubiera alguna duda, allí está aquella famosa anécdota de Ben Webster, que interrumpió de golpe un solo, en una grabación, ante la sorpresa de todos, y argumentó que no podía seguir porque había olvidado la letra. Brad Mehldau, uno de los pianistas más importantes de la camada post Jarrett, ha hecho de esa tensión entre una estructura fija –y una cierta información afectiva– y las formas de hacerla elástica una de sus marcas de fábrica. Y en dos discos recién publicados –y ambos editados milagrosamente en la Argentina– lleva ese esquivo arte de la canción –y del jazz– a un punto de belleza y virtuosismo extremos.

En Blues and Ballads Mehldau se presenta con su notable trío, que completan Larry Grenadier en contrabajo y el baterista Jeff Ballard. En Nearness se trata de un luminoso dúo con el saxofonista Joshua Redman. El título remite a dos cosas. A una canción, la hermosa “The Nearness of You”, de Hoagy Carmichael y Ned Washington, que se estrenó en la película Romance en la oscuridad, de 1938 y se convirtió en hit dos años después, en la versión de la orquesta de Glenn Miller con Ray Eberle como cantante. Y, claro, a la indudable cercanía que une a los dos músicos. Mehldau fue el pianista del cuarteto de Redman e intervino en el álbum Moodswing, de1994, antes de comenzar su carrera como líder –más adelante volvería a hacerlo en Timeless Tales (for Changing Times), de 1998–. En 2010, Redman participó del disco Highway Rider, de Mehldau, y en 2013, el pianista tocó, fue uno de los orquestadores y produjo Walking Shadows, del saxofonista.

Pocas cosas son más fáciles, para un músico de jazz, que tocar un blues. Y pocas cosas son más difíciles que expresar algo interesante con él. Algo similar podría decirse de las baladas clásicas del género. Suelen ser tan perfectas en sí mismas, tan tentadoramente “fáciles”, que la dificultad reside es no arruinarlas. O, sin llegar tan lejos, en no poder decir a partir de ellas algo más que lo que la tradición ya ha construido. Y tanto en el disco en trío como en el dúo, parte del secreto del éxito es la exquisita interacción. Mehldau, un pianista que hace del acompañamiento –incluso cuando se acompaña a sí mismo– una voz con peso propio, jamás funciona en un solo nivel de significado.

Sus voces se entrelazan y, a la vez, se entrelazan con las de los músicos con los que toca. Es, a la manera de Oscar Peterson o John Lewis, un maestro sorprendente en conciliar el virtuosismo con el difícil arte de dejar espacios libres –y de crearlos para otros–. Y, en uno y otro disco, trabaja de manera precisa la idea de expansión. En Blues and Ballads, por ejemplo, una secuencia acórdica primaria, como la de “Since I Fell You” (I-IV-V, es decir apenas un acorde resolutivo, uno de tensión media y uno de tensión) se convierte en una exploración de más de diez minutos en la que no hay ni asomo de rutina o repetición. O “And I Love Her”, de The Beatles desemboca en un asombroso ejercicio de exprimentación rítmica.

Como Jarrett, aunque por otros caminos, la recurrencia a temas conocidos –en el caso de Mehldau no sólo los consabidos standards del género sino piezas de Radiohead, Beatles o Stufjan Stevens– es una manera de diferenciar figura y fondo. Es en el contraste con esos trazos reconocibles por la memoria donde se ponen en escena los microscópicos –y siempre sorprendentes– procedimientos de Mehldau. En Nearness, estos “fondos familiares” –un “Ornithology” que no se parece a ninguno anterior, donde las cascadas de notas se convierten en un material de naturaleza esencialmente distinto del de Parker; un “In Walked Bud” que relee a Thelonious Monk desde una jubilosa adivinanza con las acentuaciones– alternan con las composiciones propias, del pianista y de Redman. En unos temas y en otros, prima la creatividad. Esa vieja savia que, todavía, alimenta al jazz.


miércoles, 14 de septiembre de 2016


Sábado 17:  
“MARC RIBOT CERAMIC DOG TRÍO”
21hs en Club Museum – Perú 535 (CABA)
(Entrada gratuita - Se retiran hasta 2 por persona a partir del mediodía del Sábado en Museum)  

Domingo 18:  
“MARC RIBOT SOLO GUITAR”
19.30hs en el Centro de Experimentación del Teatro Colón (Tucumán 1171 - CABA)
(Entrada gratuita - Se retiran hasta 2 por persona a partir de las 10AM del Sábado en boletería del Colón) 




WORKSHOP DE IMPROVISACIÓN POR MARC RIBOT
Dirigido a músicos amateurs y profesionales
(llevar instrumento acústico)
Domingo a las 16hs en el Centro de Experimentación del Teatro Colón (Tucumán 1171 - CABA)

Inscripción gratuita hasta el 16/09 por e-mail: info@usinadelarte.org

sábado, 10 de septiembre de 2016

Jon Ibaragon Quaret, NES y Vincent Segal con Ballaké Sissoko hoy en la Usina

En la bajada del artículo publicado hoy por Diego Fischerman en Página 12 se lee: “El saxofonista es el fundador de Mostly Other People Do The Killing, pero llega a Buenos Aires con el grupo con el que grabó el año pasado el disco Behind the Sky. En el mismo lugar, hoy también habrá shows del trío NES, y del dúo que conforman Vincent Segal y Ballaké Sissoko”.

Estrellas con sonido grupal

No sucede en dos ciudades distintas. Ni siquiera en dos teatros o en días diferentes. Hoy, primero a las 19 y después a las 21, en dos salas contiguas de la Usina (en Pedro de Mendoza y Caffarena, en La Boca), se presentarán dos conciertos con músicos excepcionales. Por un lado, el cuarteto de estrellas liderado por el saxofonista Jon Irabagon. Por el otro, el trío NES, integrado por Nesrine Belmokh, David Gadea y Matthieu Saglio, y uno de los dúos más interesantes y originales de los últimos años, el que conforman el cellista francés Vincent Segal –integrante del nuevo trío de Tomás Gubitsch– y el notable Ballaké Sissoko, un nativo de Mali virtuoso de la kora, un arpa folklórica africana de 21 cuerdas, con un gran resonador de calabaza.

Irabagon, que ganó la competencia Thelonious Monk para su instrumento en 2008 y en 2012 fue elegido músico del año por la New York City Jazz Record, es el fundador de uno de los grupos más irreverentes –y perfectos técnicamente– de la escena del jazz actual, Mostly Other People Do The Killing. Integra también los quintetos de la guitarrista Mary Halvorson y del trompetista Dave Douglas. En su primera visita a Buenos Aires, llega con el mismo grupo con el que grabó el año pasado el disco Behind the Sky y con el que se presentó el mes pasado en el Dizzy Club del Lincoln Center de Nueva York, integrado junto a él por el pianista Luis Perdomo, Yasushi Nakamura en contrabajo y Rudy Royston en batería. El cuarteto volverá a actuar mañana, y el saxofonista y el baterista brindarán además, ese día a las 14 y a las 15.30 respectivamente, clínicas destinadas a músicos y estudiantes.

Con un control poco corriente de su instrumento, Irabagon pasa fluidamente del saxo tenor al alto, y en una de sus producciones más desafiantes de Mostly Other People Do The Killing toca ambos sobregrabados. Y lo hace nada menos que abordando las partes de Canonball Adderley y de John Coltrane en el disco Kind of Blue de Miles Davis. Hasta ese momento, Mopdtk se había limitado, además de a mezclar estilos con la mayor de las libertades, a satirizar las tapas de famosas grabaciones de jazz y las “notas de los especialistas” que en su caso firmaba Leonard Featherwight (el peso de una pluma), en obvia alusión al ensayista Leonard Feather. En Blue, las sesudas notas están firmadas por un tal J.L.B. y se refieren a “Pierre Menard, autor del Quijote”. Se trata, por supuesto, del bueno de Borges y la cita resulta más que pertinente. Blue es el Kind of Blue de Davis vuelto a tocar, nota por nota, y hasta con la famosa entrada de Coltrane fuera del micrófono. Disco conceptual y toma de posición frente a la falta de originalidad generalizada.

El cuarteto liderado por Irabagon no juega por lado de lo conceptual, pero no va en zaga en dominio técnico y en el poderoso sonido grupal. Perdomo, nacido en Caracas y radicado en Nueva York desde 1993, integró el cuarteto de Ravi Coltrane y formó parte de los grupos de Dave Douglas, David Gilmour, Steve Turre, Bryan Lynch y David Sanchez. Royston, texano y graduado con honores en la Universidad de Denver, es también miembro del grupo de Douglas, ha tocado junto a Branford Marsalis, Greg Osby, Ravi Coltrane, John Patitucci y Rudresh Mahanthappa, y ha grabado varios discos con el guitarrista Bill Frisell.

Apenas terminado el concierto de Irabagon en la Sala de Cámara, vale la pena caminar unos metros, hasta el Auditorio principal, para escuchar a la cantante y violoncelista franco argelina Nesrine Belmokh, junto al también violoncelista Matthieu Saglio y el percusionista David Gadea. Sissoko y Segal, por su parte, presentarán el material de sus dos discos, Chamber Music, de 2009, y Musique de nuit, del año pasado, que fue elegido como uno de los mejores discos del año por la prestigiosa revista inglesa Songlines.