La disquería especializada en jazz Minton's fue creada en 1993 por Guillermo Hernández. Funciona en la Galería Apolo, Local 26 (Corrientes 1382 - Buenos Aires - Argentina). Con el correr del tiempo, se ha constituido en un sitio de reunión para músicos, periodistas y aficionados al género. Como consecuencias naturales de las reuniones que allí tienen lugar, poco a poco su campo de acción y especificidad han ido abarcando otras áreas. Este blog es prueba de ello.
miércoles, 26 de noviembre de 2014
martes, 25 de noviembre de 2014
Henri Texier, homenajeado por Minton's
De izquierda a derecha, Eduardo Canzobre, Adrián Iaies, Henri Texier, Guillermo y Sofía Hernández y Jorge Fondebrider |
Y en homenaje a Texier, que es francés como Asterix, los amigos de Minton's realizaron un banquete. Dada la ausencia de jabalíes, se recurrió a la pizzería Banchero de la Boca, donde todo el mundo se comportó bien y pagó lo que debía.
miércoles, 19 de noviembre de 2014
Hoy empieza el Buenos Aires Jazz 2014
Pat Martino |
En la línea de los cruces desafiantes
Su historia es de las que fascinarían a Hollywood. Podría titularse El hombre que volvió a ser guitarrista. Pat Martino publicó en el sello Blue Note un primer disco llamado El hombre, en 1967. Llamaba la atención su virtuosismo y la claridad de su fraseo. Nueve años después, ya con una considerable carrera detrás, Joyous Lake, editado por Atlantic y bastante virado hacia el jazz-rock y el funky, se convertía en una referencia obligada en ese campo. Hubo un disco más, también en 1976, Starbright. Y después un largo hiato. Un silencio de una década hasta que apareció un álbum con un nombre explícito: The Return.
Un aneurisma y la operación que le salvó la vida habían dejado a Martino sin memoria alguna. Y durante diez años volvió a estudiar desde cero, en gran parte escuchando sus propios discos, y se convirtió, de nuevo, en uno de los mejores instrumentistas del jazz.
En aquel lejano primer disco aparecía el órgano Hammond, tocado por Trudy Pitts. Y en el grupo con el que este músico notable abrirá el Festival de Jazz de Buenos Aires, este instrumento al que muchos guitarristas aman –baste pensar en los tríos de Wes Montgomery y de Kenny Burell con Jimmy Smith, de Grant Green, con Brother Jack McDuff o, más cerca, de McLaughlin con Joey DeFrancesco o de Abercrombie con Dan Wall y, recientemente, con Gary Versace– tendrá un papel protagónico. En el concierto, hoy a las 20.30 en la Usina (Pedro Mendoza y Caffarena), Martino actuará junto a Pat Bianchi en órgano y Carmen Intorre en percusión.
Henri Texier |
El festival, conducido por el músico Adrián Iaies, continuará con su línea de provocar cruces desafiantes entre músicos extranjeros y argentinos, entre intérpretes de corrientes distintas entre sí y, también, entre géneros.
Martino no será la única estrella. El sábado estarán en un doble programa (en la Usina y a las 20.30) el fantástico quinteto del contrabajista francés Henri Texier, una de las figuras tutelares del jazz europeo de las últimas décadas y uno de los grupos más importantes del momento, el camarístico trío del pianista polaco Macin Wasilewski.
El primero de estos grupos está integrado, además, por Sebastien Texier en saxo alto y clarinete, François Corneloup en saxo barítono, Manu Codjia en guitarra y Louis Moutin en batería. El segundo lo completan los compañeros habituales de Wasilewski, sus compatriotas Slawomir Kurkiewiz en contrabajo y el baterista Michal Miskiewicz. El trío, que acaba de publicar en ECM un disco bellísimo, Spark of Life, con el saxofonista sueco Joakim Milder como invitado, muestra un entendimiento casi sobrenatural entre sus integrantes: tocan juntos desde sus años de estudiantes y han sido parte, entre otros, de los grupos del trompetista Tomasz Stanko y del percusionista Manu Katché.
Giovanni Guidi y Gianluca Petrella |
Entre los cruces más interesantes aparece el que se generará entre el pianista Francisco Lo Vuolo y el baterista Nicolás Politzer con Sebastian Texier, François Conteloup y el danés Dahl Knudsen (viernes 21 a las 22 en Thelonious, Salguero 1884). También prometen las actuaciones del cuarteto del baterista Eloy Michelini, integrado por Carlos Lastra en saxo, Ernesto Jodos en piano y Jerónimo Carmona en contrabajo, haciendo foco en la música de John Coltrane (jueves, a las 21, en la Usina); de Leo Genovese, que tocará con el trío que integran Demian Cabaud y Aleksandar Petrov; del trombonista Gianluca Petrella, que se presentará con el excelente pianista Giovanni Guidi, Matías Crouzelles en batería y Maxi Kirszner en contrabajo (domingo 23, a las 22, en Café Vinilo, Gorriti 3780).
Ed Neumeister |
Por otra parte, actuarán juntos dos grandes pianistas, Jorge Navarro y Manuel Fraga, presentando el disco Viva el swing, y varias cantantes de importancia: Sol Liebeskind, Georgina Díaz, Julia Moscardini y Agustina Zárate al frente de su cuarteto Jamal.
La sección Proyectos Especiales permitirá descubrir cuatro voces –la entrerriana Flopa Suksdorf, la rosarina Yamile Baidón y las porteñas Mariana Iturri y Lucía Boffo– y mostrará el trabajo de los alumnos de la carrera de Jazz del Conservatorio Manuel de Falla, junto al norteamericano Ed Neumeister, que tocó con las orquestas de Duke Ellington, Mel Lewis, Lionel Hampton y Frank Sinatra. Se realizará en el Auditorio de la Usina, el jueves 20 a las 18, la presentación del Sello Kuai, exitosa experiencia cooperativa llevada adelante por un grupo de jóvenes compositores e intérpretes que dará a conocer tres flamantes discos: los de Juan Manuel Bayón, Mauricio Dawid y el Juani Méndez. La talentosa Nora Sarmonia, que se mueve habitualmente con el folklore rural (o alguno de sus gestos) como punto de partida, presentará un trabajo de relectura sobre Thelonious Monk (viernes a las 18, la Usina). Y el cierre, en esa sala, pero el lunes 24, a las 20.30, también tendrá el signo de un encuentro inusual: el del Trío Aca Seca con el quinteto de Diego Schissi.
jueves, 13 de noviembre de 2014
Los músicos recomiendan (7): hoy, Guillermo Roldán y los tríos de Sonny Clark, Paul Chambers y Philly Joe Jones, y Charlie Haden, Don Cherry y Ed Blackwell
Nuevamente, un músico de jazz argentino recomienda un disco (que en este caso son dos) de la historia del jazz. En la oportunidad, el que elige es el bajista Guillermo Roldán.
Elijo dos
discos en formacion de trio. Son de aquellos que disfruto de principio a fin y
que, siempre, me cautivan.
Uno es Sonny Clark, un disco en trío con una sección rítmica que inclñuye a Paul Chambers y a Philly Joe Jones. Standards con
una interacción y swing impresionantes.Chambers y
Philly Joe fluyen por toda la sesión. Y los solos de los tres me encantan
(motívicos, espaciosos...).
El otro disco en cuestión es The Montreal
Tapes, de Charlie Haden con Don Cherry y Ed Blackwell. Todo, absolutamente
todo lo que tocan me fascina. Haden es uno de los artistas que más impactó en
mi vida. Cada nota que toca, como sección rítmica o como solista, tiene
sentido. Las composiciones sobre las que improvisa el trío (la mayoría de
Ornette) se abren constantemente. No hay un cliché, jamás. Los solos de Haden son una mamushka, siempre se abren en una nueva canción y retoman de donde vienen para volver al concepto que muestra el tema en cuestión de donde se proyectó.
martes, 11 de noviembre de 2014
La música en su estado más libre y puro
En
el diario Página 12, del día de hoy, Diego Fischerman realiza la crónica de
lo que fue el Festival de Jazz de Salta, que acaba de concluir su segunda edición
consecutiva. Sabemos que no le faltó el tiempo para comer empanadas.
Ciudad que enamora a los jazzeros
“Dorotea
la cautiva” junto al Art Ensemble of Chicago. O una coplera en inquietante
contrapunto con unas canciones gitanas. “Salta enamora”, dice la muletilla
publicitaria. Y algo de eso debe ser cierto. El Festival de Jazz de esta
ciudad, que concluyó el domingo su segunda edición consecutiva, se destaca
precisamente por eso: por la fascinación que la tradición local ejerce en los
músicos que llegan de afuera. Pero, sobre todo, por el altísimo nivel de los
que viven acá y por la manera en que unos y otros interactúan. Y si faltara
alguna prueba, además de la equilibrada programación “oficial”, bastaría con lo
sucedido noche a noche en las improvisaciones informales. Ese espacio tantas
veces forzado y tan pocas capaz de concitar el interés del oyente fue, en esta
ocasión, el marco natural para encuentros inesperados y para más de un gran
momento musical.
Yamile Burich |
Por
un lado, hay una suerte de círculo virtuoso: los organizadores aman el jazz,
tienen una larga trayectoria como músicos, en el ámbito del periodismo o al
frente de la que fue, de hecho, la sede paralela del festival, el Café del
Tiempo, y el Ministerio de Cultura y Turismo puso todo lo necesario para que el
deseo se transformara en hecho. Por otro, el ambiente musical de la ciudad es
de una riqueza inusual. Y allí aparecen el notable baterista Martín Misa y Juan
Pablo Mayor, percusionista y trompetista de la orquesta, respectivamente, que
animan una gran parte del jazz local y que se hicieron presentes en trío, junto
al bajista Fernando “Fefe” Botti, el fantástico baterista Chinato Torres (al
frente de Chino Básico y protagonizando varias de las improvisaciones fuera de
programa), el legendario guitarrista Pekinés Lamas, quien al frente del grupo
Niebla es capaz de entregar iluminadoras versiones tanto de Monk como de la
“Zamba del pañuelo”. O el contrabajista Matías Saluzzi, o Fernando Nocetti, un
guitarrista de exquisito virtuosismo, y el también guitarrista Walter Guzmán. Y
hubo también repatriados, como la saxofonista Yamile Burich, nacida en la
provincia, formada en Estados Unidos y en Londres y actualmente incorporada a
la escena porteña. O afincados recientes, como Mariana Baraj, actualmente
radicada en Cerrillos, que cantó invitada por el cuarteto de Mariano Otero.
Otro
dato relevante tiene que ver con la parte menos visible del festival: los más
de quinientos asistentes a los talleres que los músicos convocados dieron en la
ciudad. Y, obviamente, en el momento de hacer balance mal podría no tenerse en
cuenta la respuesta del público, que llenó cada noche la sala de la Casa de la Cultura , que agotó las
entradas para oír a la
Sinfónica conducida por Bernardo Teruggini, y que protagonizó
una auténtica fiesta callejera en el cierre, con el grupo de Otero actuando en
un escenario al aire libre. El bajista mostró una faceta más lírica, centrada
en el formato de lo que podría considerarse como la encarnación jazzística de
la canción sin palabras del romanticismo alemán, y fue protagonista de un digno
broche de oro.
Mariana Carrizo |
Varios
de los grupos actuaron en otras localidades –Cachi, Cafayate y Vaqueros– y cabe
destacar, también, el rigor y la falta de concesiones de una programación que
no tuvo reparos en incluir propuestas estéticamente arriesgadas, como la del
trío del saxofonista Pablo Puntoriero con el contrabajista Pablo Vázquez y el
baterista Santiago Lacabe. Burich, por su parte, actuó junto a un grupo
energético y compacto, con Ramiro Penovi en guitarra eléctrica, Alfonso Santini
en contrabajo y Nicolás Segura en batería. Y el inclasificable y siempre
sorprendente Leo Genovese, con Demian Cabaud en contrabajo y el deslumbrante
baterista macedonio Aleksandar Petrov, mostró no sólo su impactante control
sobre el piano, sino una concepción musical en la que cabe casi todo –también
la coplera Mariana Carrizo, que actuó como invitada– y donde “Cheques”, de
Spinetta, puede coexistir con un pie rítmico iraquí, con un instrumento de
cuerda marroquí o, simplemente, con la música en su estado más libre y más puro.
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