Alertado de la venida de Craig Taborn a la Argentina, el núcleo duro de Minton's procedió rápidamente. El viernes previo a los conciertos del fin de semana, en connivencia con el productor del ciclo Piano Piano, el pianista fue sustraído de su hotel y llevado a la disquería de Guillermo Hernández, donde fue psicológicamente preparado para lo que vendría.
Una vez en el Gran Buenos Aires, el dueño de casa (a quien, por razones de seguridad, de ahora en más llamaremos Sr. M), le mostró a Craig Taborn lo que iba a poner sobre las brasas con el objeto de homenajearlo.
El diligente Sr. M., acto seguido, procedió a atizar el fuego, sin por ello pasmarlo, mientras el pianista estadounidense comenzaba a entender un tanto más en qué consistía la argentinidad.
Luego, en el interior de la vivienda, el Sr M. en forma conjunta con el Sr. J. (que en la foto sostiene la botella) procedieron, ante la mirada vigilante de Guillermo Hernández, a iniciar al joven pianista en las bondades de nuestras cepas, con explicaciones que habrían hecho palidecer a Miguel Brascó, si todavía estuviese vivo.
(Nota 1: No fue posible registrar las palabras evocadas por el Sr. J en su explicación, pero su expresión parece plausible. Tampoco queda claro si la actitud de rezo de Hernández está vinculada a su deseo de que el Sr. J. se llame a silencio.
Así las cosas,
Otros, como el Sr. MC, manifestaron un vehemente deseo de fotografiarse con la celebridad venida del norte.
Nota 2: Dos días más tarde, cuando los mismos comensales entraron al camerino de Taborn para felicitarlo por lo que había sido un concierto realmente increíble, él aclaro que buena parte de la energía con la que había tocado había sido previamente adquirida en el asado del Sr. M.
Dicho lo cual, se le prometió mollejas para cuando venga con William Parker.
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