miércoles, 3 de abril de 2013

Una noche con John Taylor y Stéphane Kerecki

La cosa es así: un día, Guillermo Hernández se despierta en su residencia de Merlo y descubre que se ha quedado sin mostaza para la cena. Su abnegada mujer se aparece entonces con un frasco de Savora, pero él le dice: "No, ésa no. Quiero mostaza de Dijon". El problema es que en Merlo resulta difícil de conseguir. Por eso, con la servilleta todavía colgada, llama por teléfono a Jorge Fondebrider y le dice: "Tomate el primer avión que haya para París y traeme dos frascos de mostaza de Dijon". "¿A la antigua?", pregunta Fondebrider. "No", contesta lacónico Hernández.

Hechas las diligencias de rigor y arreglado el tema de los gastos, Fondebrider sube a un avión de Air France y aterriza en la capital francesa, donde hace un frío increíble, pese a que ha comenzado, aunque más no sea nominalmente, la primavera. Ya instalado en el hotel, hete aquí que sale a dar una vuelta en dirección a un almacén y se topa con Jorge Aulicino, que le está dando de comer a las palomas junto a otros jubilados que juegan a la petanque (versión francesa de las bochas, claro).

"¿Qué hacés acá?", pregunta Fondebrider. "Tenía ganas de comer caracoles y en El Globo, de la calle Salta, ya no los hacen como antes", responde el ex director de la revista Ñ. Fondebrider entonces lo invita a que lo acompañe al concierto del día siguiente, que tuvo la astucia de elegir en Internet, previamente a su viaje. Así, el 2 de abril, ambos amigos se dirigen al Sunside/Sunset, donde esa noche tocan el pianista inglés John Taylor y el contrabajista francés Stéphane Kerecki. Ambos, en 2011, han editado Patience, un disco grabado en 2010 para el sello ZigZag Territoires.

Para quienes no estén familiarizados con Stéphane Kerecki, nació en París, en 1970. Después de estudiar economía, entró en el Conservatorio Nacional de Música y Danza de París (CNSMDP) donde estudió contrabajo con Jean-François Jenny-Clark, Riccardo Del Fra y Jean Paul Celea. Posteriormente entró al cuarteto de Steve Potts’s quartet y se convirtió en integrante de la Paris Jazz Big Band. Más tarde tocó en los grupos de  Denis Colin, Guillaume deChassy, Yaron Herman, Daniel Humair, François Jeanneau, Sheila Jordan, Steve Lehman, Ronnie Lynn Patterson, Michel Portal, Thomas Savy, Jacky Terrasson, entre otros. A partir de 2003 comenzó a liderar su propio trío con el saxofonista Matthieu Donarier y el baterista Thomas Grimmonprez. Con ellos grabó dos CDs: Story Tellers y Focus Danse, que fueron multipremiados con las distincions Grand Prix 2007 de la’Académie Charles Cros, Disque d’Emoi del año 2007 (Jazz Magazine), Choc del Monde de la Musique. En Houria, tercer disco del trío, se sumó el saxofonista Tony Malaby. Luego, en 2012 formó un nuevo trío con  Tony Malaby y el pianista serbio Bojan Z, con quienes grabó Sound Architects

Luego de que Aulicino insistiera varias veces con un impaciente "cuándo empieza", a las 21.30 hs. del 2 de abril (hora francesa), los músicos se hicieron presentes. Kerecki dijo que era un día trascendente para París y la cultura francesa porque a esa hora empezaba el partido de ida del Paris St.Germain contra el Barcelona, y acto seguido presentó a John Taylor, diciendo que para él era el Messi del piano. Y sin más ambos músicos desarrollaron dos magníficos sets de una hora cada uno, donde interpretaron todos los temas del disco, cerrando con el único tema no compuesto por ellos, sino por Scott LaFaro. Corresponde destacar la increíble empatía que existe entre ambos y la magnífica fuerza contenida que uno oye en Taylor, quien, vale la pena decirlo, está en uno de sus mejores momentos.

Conluido el primer set, Fondebrider tuvo ocasión de conversar con Taylor, quien se mostró sorprendido de que sus discos se vendieran en la Argentina. Cuando el mandadero de Hernández le comentó que en Minton's siempre había discos suyos dissponibles, manifestó su deseo de viajar a Buenos Aires. "Nunca estuve en la Argentina", dijo. "Ojalá pudieran pedirle al British Council que me lleven". "Es un mal momento para pedirle nada al British Council desde la Argentina", respondió Fondebrider, siempre atento a la geopolítica. "Ah, claro. Lo de esas islas", dijo Taylor. Después, al final del show --al que dicho sea de paso, sólo asistieron unas 30 personas--, hubo tiempo para una foto que rápida y profesionalmente sacó el chasirete Aulicino, para estrecharse la mano y, por qué no, para olvidar los frascos de mostaza de Dijon en la barra del boliche. Afuera hacía frío, pero la gente festejaba porque el Paris St. Germain le habían empatado al Barcelona. Cosas que pasan.





2 comentarios:

  1. Que alguien traiga a Taylor, por favor!
    Suri.

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  2. Como siempre, entretenidas crónicas de viaje con muy buena info y mucho humor.

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