sábado, 18 de agosto de 2012

Seis meses de discos argentinos

Mientras los fanáticos esperan ansiosos la llegada del festival de jazz de Buenos Aires el próximo noviembre, este año, de muy pocas visitas internacionales, se consuelan con una serie de notables discos argentinos. Ésta es la síntesis parcial que Jorge Fondebrider publicó en la Ñ de este sábado.

Jazz argentino: un resumen a mitad del año

 
Ya se comentó en estas páginas Melancolía, el último gran disco de Adrián Iaies, al que corresponde sumar una serie de registros fundamentalmente debidos a Rivorecords, BAU Records y PAI, a los que se suman algunos emprendimientos independientes.

Entre las novedades más interesantes hay que mencionar tres discos de mujeres que, curiosamente, comparten baterista. Se trata de Martín López Grande –quien, por otra parte, a principios de septiembre tendrá disco propio–, presente en La continuidad (PAI), del Ada Rave Cuarteto, Ciclos (PAI), de Tatiana Castro Mejía, y Nocturno Mundo. Músicas de Joni Mitchell (BAU Records), de Florencia Otero.  

La continuidad –segundo registro de la chubutense Ada Rave después de Los ritos del sueño– es seguramente de lo más interesante que el panorama local ofrece en estos momentos. A cargo de los saxos soprano, alto y tenor, y acompañada por un brillante Wenchi Lazo en guitarras y procesadores, Martín de Lassaletta en contrabajo y chapas, y el nombrado Martín López Grande, acusa voluntariamente la influencia de Ornette Coleman, Eric Dolphy –de hecho, hay un versión de “Out To Lunch”–, Anthony Braxton y Thelonious Monk –óigase el muy bueno “Baila Monk”, compuesto por la saxofonista– y en todos los casos se destaca y entusiasma.

La pianista y compositora colombiana Tatiana Castro Mejía, radicada en la Argentina, acompañada por Ada Rave en saxo tenor y ocarina, Germán Lamonega en contrabajo y López Grande, ha logrado con Ciclos un muy buen primer disco.

Por último, es necesario destacar el sorprendente Nocturno Mundo, de la extraordinaria cantante Florencia Otero, acaso una de las pocas que salió airosa del repertorio de Joni Mitchell. Con una muy inteligente y sensible Paula Shocron en piano, Ingrid Feniger en saxo alto y clarinete, Damien Poots en guitarra, Leonel Cajas en contrabajo y López Grande en batería y percusión, a quienes se suman como invitados el saxofonista Rodrigo Domínguez y las voces de Barbara Togander y Melina Moguilevsky, Otero –un nombre que habrá que retener y acompañar– logró un disco estupendo, concentrado en la primera época de la cantante y compositora canadiense.

Warm Valley (Rivorecords), es un disco co-liderado por Paula Shocron y el trompetista Mariano Loiacono, sin duda dos de las figuras del momento, que cuenta con Jerónimo Carmona en contrabajo y el cada vez más importante Eloy Michelini, uno de esos bateristas que se disfrutan.

Otro dos discos notables, tienen en común a Ernesto Jodos, uno de los mayores músicos argentinos de la actualidad. Se trata de Light Blue (Rivorecords), del propio Jodos, con Jerónimo Carmona y Pepi Taveira en batería y bolón, y de Lo invisible (BAU Records), de Luis Nacht, con Jodos y Carmona.

En el primero, el pianista se atiene a la consigna de producción de Rivorecords: sólo standards. Difícilmente podría decirse que Jodos sorprende porque, disco a disco, en él todo es sorpresa, profundidad y buen gusto, pero es muy difícil no asombrarse por la elección de joyas como “Petite Fleur”, de Sydney Bechet, de “Light Blue”, un tema de Thelonious Monk que no se encuentra precisamente entre los más conocidos, “Step Tempest”, del gran Herbie Nichols, o la francamente fascinante y riesgosa versión de “Wrap your troubles in dreams”, de Moll, Koehler y Barris. La interacción entre los músicos, la inteligencia de los arreglos hacen seguramente de este registro uno de los mejores del año.

Sexto registro a su nombre y el primero con esta formación, Lo invisible muestra una de las mejores versiones del saxofonista tenor Luis Nacht. Grabado en el Centro Cultural “Haroldo Conti”, el disco se ha visto benefiado por la intimidad que logra el trío, a lo que se suma una excelente grabación, mezcla y masterización de Luis Bacqué (responsable del muy buen sonido de los discos de Ada Rave y Tatiana Castro Mejía). Son siete temas, seis de los cuales están firmados por Nacht y el restante, por Jodos. Disco muy equilibrado y magníficamente ejecutado, acaso por contraste destaque “Danza en el río”.

Saxofonistas
 Siguiendo con los saxofonistas, resulta imperativo señalar tres registros de Rivorecords, del cuarteto de Gustavo Musso, Heart To Heart, del cuarteto de Ricardo Cavalli, The Inch Worm, del cuarteto de Pedro Lastra. Son tres discos muy distintos.

Our Song, único registro a la fecha como líder de Gustavo Musso, el saxofonista del grupo Escalandrum, está íntegramente dedicado a temas asociados a Art Pepper y, seguramente, ya es una de las grandes sorpresas del año. Cuenta con un inspirado Musso en tenor, un imbatible Francisco Lo Vuolo en piano, Jerónimo Carmona y Eloy Michelini.  

Heart To Heart tiene por intérpretes a Ricardo Cavalli en saxo tenor, Guillermo Romero en piano, Carlos Álvarez en contrabajo y nuevamente Michelini, con un agregado de lujo: el mítico saxofonista neoyorkino George Garzone. Por su sonido y potencia, se trata de un disco netamente coltraneano que resulta interesante comparar con el también muy coltraneano The Inch Worm, un portentoso CD doble, grabado en vivo en el Café Vinilo, con Lastra en saxos tenor y soprano, Francisco Lo Vuolo, Christian Bortoli en contrabajo y Sebastián Groshaus en batería.

Ya en otro plan el muy buen saxofonista alto Ramiro Flores presenta Son dos (Lapacho Records), su segundo registro como líder. En la ocasión se reserva los saxos tenor y soprano, la flauta, el clarinete, los teclados y, curiosamente, la voz, acompañado por el impecable Richard Nant en trompeta y corneta, Hernán Jacinto, en piano Rhodes, Nordstage y Micro Moog, y Sergio Verdinelli en batería. A ellos se agrega un verdadero ejército de instrumentistas que incluye a algunos de los más talentosos músicos de la escena actual. A quien esto escribe no le queda del todo claro cuál fue la necesidad para incluir dos canciones con letra más bien pobre y sus respectivos cantantes –coro de niños incluido– en lo que, de otro modo, habría sido un disco verdaderamente notable, no sólo por lo bien tocado, sino también por los riesgos asumidos en las orquestaciones y arreglos.

En el otro extremo, apostando a la simplicidad y logrando con ello una música altamente efectiva, vale la pena mencionar aquí No moon no sun no age, una producción independiente del Fernando Rusconi Hammond Organ Trio, integrado por Fernando Rusconi en órgano Hammond y clavinet, Pablo Vernieri en guitarra eléctrica, Ezequiel “Chino” Piazza en batería y, como invitados en algunos temas, David Cantón en saxo y Jorge Docamo en guitarra rítmica. En el disco hay cuatro originales de Rusconi y una serie de temas hoy clásicos como “I dond’t need no doctor”, de Ashford, Simpson y Armstead (y perdón por la referencia rockera, pero uno recuerda aquí la poderosa versión de Humble Pie en vivo), “Up from the skies”, de Jimi Hendrix, “No moon at all”, de Reed Evans y Dave Mann), o el spiritual anónimo “Wade on the water”.
Por supuesto no son todos los discos que salieron, pero sí algunos de los más significativos en un año que hasta ahora presentó pocas visitas internacionales y que además tiene a las discográficas internacionales –salvo alguna excepción–, en franco retroceso. Se trata, entonces, de un esfuerzo enormemente meritorio que vale la pena subrayar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario